Su sonido dulce, su melodía tranquila, su voz sosegada, su timbre acompasado al sonido de los instrumentos. Todo ello invoca a mis oídos una armonía que casi roza la perfección, sin embargo, no creo en las culminaciones, en la excelencia; siempre he preferido las imperfecciones y todo por una razón: los seres humanos somos imperfectos por naturaleza y todo se debe a un motivo, su existencia nos hace ser mejores cada día, luchamos por prosperar ante la quimera de conseguir esa perfección. Hermann Hess dijo una vez:
"hay quienes se consideran perfectos, pero es sólo porque exigen menos de sí mismos." Por ello, te animo a que te exigas más, porque un diamante sin pulir es bonito por su naturaleza, pero sin duda, uno pulido es aún más bello.
La canción continúa, y con ella los sentimientos aparecen, brotan, surgen, como de la nada; o no. Es su corazón quién me habla, parece susurrarme algo, ¿el qué? Mi corazón se acelera ante el maravilloso sentimiento de ser el único que la está escuchando, sólo canta para mí y eso todavía lo hace más fantastico. Podría atarme al mástil como hizo Odiseo en su vuelta a casa para no lanzarme a ella y darla las gracias por todo lo que ha hecho por mí. Confió cuando nadie confiaba, me animó a seguir con mis sueños, con mis ilusiones, disminuyó mis fracasos con sus palabras; ahora con su canto. Y yo, ¿que puedo darla a cambio? ¿estas pequeñas y humildes palabras?PD: Este post está dedicado a una una sirena de veintiún años de nombre desconocido que a veces sonríe, que a veces llora, que a veces habla, que a veces escucha, que a veces amará y que en otras simplemente callará. Pero que siempre, todos los días de su vida, su corazón latirá lleno de sentimientos.
Gracias.
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