miércoles, 16 de noviembre de 2011

Sentado aquí

El sonido de las llaves depositadas sobre el mueble de la entrada repican bajo la oscuridad. Cada paso parece difuminarlas en la distancia. Sus huellas invisibles para el ojo humano marcan el camino llevado durante el día. Está al corriente de que ninguna de ellas será recordada.

Abre la puerta, da la luz. Es de esos momentos en los que la soledad de una noche realmente horrible le ahoga. Enciende el ordenador en busca de la única medicina posible para sus males: la música. Espera a que se encienda. Le gustaría deshacerse de todos sus pensamientos, de todos sus deseos. Ella, Talía, aparece en todos. ¿Por qué no ha ido? La esperaba ver.

Itunes se abre, listas: Remember, Guetta, House, Variadas… las observa una a una. Canciones escuchadas, desechas. No es el momento de ellas. Baja la mirada en busca de sus favoritas, está solo, no tiene la necesidad de esconder sus gustos como suele hacer en presencia de sus amigos.

Ahí están: Eros, Adele, Camila… observa las diferentes posibilidades, las canciones aplicables a él, al momento que vive. Sin embargo, ayer descubrió un nuevo grupo: Zero assoluto. Pincha sobre su pestaña: Seduto qua, ¿la más apropiada? Sin saberlo puede que sí, es la primera vez que la escucha.

El tiempo pasa y la canción comienza. La melodia de ritmo lento, de voces italianizadas por el dulce aroma mediterraneo acompasa el paso de su corazón, el cual parece bombear lento. Cada verso asoma a sus oídos queriendo sosegar sus impulsos, olvidar sus deseos, pero... ¿tiene la música el poder de apagar el amor?

Continuará...(pronto)

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