La búsqueda

Son numerosas las veces que buscamos lo diferente, lo inusual, lo distinto; lo especial, lo extraordinario. El amor es así, esa búsqueda de un sentimiento que nos provoca el éxtasis personal; y sin duda, tenemos la falsa creencia de que el camino a su encuentro es a través de lo excepcional, pero... ¿en realidad es así?


Cuando conocemos a alguien realizamos una radiografía de todo lo que tenemos enfrente, e inmediatamente extraemos un idea preconcebida de la persona que hemos visto, sin embargo, ¿cuántas veces nos equivocamos? Todo ello teniendo en cuanto, que cuando estamos en esa fase intentamos ser graciosos, vamos vestidos para la ocasión, somos agradables, es decir, diferentes.

La cuestión no es idealizar a alguien que nos ha parecido atractiva, guapa, simpática, agradable... es decir, todas esas características especiales de una persona que nos empujan al amor; sino la cantidad de veces que al no conformarnos con la realidad de una chica/o que se muestra tal y como es, sin aspavientos sobre su cuerpo, sobre su vida, su trabajo, sus aspiraciones; más allá de sus cualidades personales, la desechamos.

Por ello, ¿dónde queda lo extraordinario? ¿es en realidad lo que buscamos? Si es así, ¿nadie se ha dado cuenta de que dejamos escapar lo verdadero?

¿Qué es lo verdadero?

Alguien que te dice verdaderamente quien es, que se describe a sí misma como una chica/o que tiene sus miedos, sus ilusiones, sus manias; sus defectos, su genio...